Móviles tan finos como el papel. Pantallas flexibles que se estiran y doblan para transformar un teléfono inteligente en una tableta. Microsensores que informan al teléfono del entorno: el humor de su dueño, el estado del tiempo, la localización… así serán los teléfonos en 2020. En el Congreso Mundial del Móvil se ha hablado del futuro. Un grupo de tecnólogos han analizado los caminos por los que podría discurrir la industria del móvil en la próxima década. Y en algo sí han coincidido: los celulares dejarán de ser simples aparatos para ser amigos de compañía.
«Sabrán nuestra localización, nuestro estado de ánimo y nuestras necesidades de productividad. No serán aparatos, serán amigos de bolsillo», dijo John Donovan, director tecnológico de la operadora norteamericana AT&T, quien añadió: «La Red será como oxígeno, irá con nosotros a todas partes». Para demostrarlo enseñó una «zapatilla inteligente», dotada de sensores, conectada a la Red y pensada para controlar la localización de las personas mayores o enviar automáticamente sus constantes vitales a un hospital. «Desde el móvil podremos controlar todos estos aparatos».
Donovan predijo la desaparición del modelo actual de aplicaciones, porque «residirán en la nube», señaló, y apostó por el surgimiento de aparatos en los que las fronteras actuales del hardware desaparecerán. «Veremos televisores que podrán ser teléfonos, móviles que serán grabadores personales o PC que serán teles». (…)
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