La diversificación de las actividades online es un efecto inevitable del desarrollo sin precedentes de las nuevas tecnologías en los últimos años. El ejemplo más adecuado de la proliferación de modelos de negocios online lo encontramos en EE UU, un país donde las iniciativas de este tipo han tenido mucha popularidad y una de ellas es el crowdsourcing. Conocida como una plataforma para distribuir trabajos a un grupo de personas dispuestas a realizarlos, el crowdsourcing se ha convertido en un método muy conocido entre los profesionales. Esta nueva fórmula de mercado laboral puede constituir el punto de encuentro entre personas que quieren aportar una solución y otras que están incentivando sus ideas, dentro de un proceso nada costoso para los miembros que solicitan el cumplimiento de ciertas tareas.
Aunque parezca una misión que tiene todas las ventajas de su parte, desde un artículo publicado en MIT Technology Review se nos advierte que las cosas no siempre tienen un final feliz cuando se trata de contratar este tipo de servicios. Es más, la noticia desvela el lado negativo de la desviación que ha conocido últimamente esta práctica de prestar servicios online a un coste muy reducido y explica cómo puede llegar a tener los efectos opuestos en la reputación de la persona que los contrata.
Un plan para combatirlo
El nuevo fenómeno ha recibido el nombre de crowdturfing y proviene de una combinación de crowdsourcing, es decir el reclutamiento de un grupo de personas para que ofrezca una pequeña aportación en la resolución de una tarea mayor y astroturfing, un apoyo falso en redes sociales como por ejemplo reseñas y comentarios falsos, likes en Facebook y seguidores en Twitter, con la ayuda de personas que se dedican a construir falsas reputaciones.
Con el objetivo de frenar la expansión de estas prácticas malintencionadas un equipo de investigadores de UC Santa Barbara liderado por Ben Zhao ha desarrollado un software basado en machine learning capaz de identificar estas prácticas con un porcentaje muy elevado de exactitud. El concepto de crowdturfing vio la luz hace tres años cuando el grupo de Ben Zhao demostró que 80% de la actividad de dos plataformas de crowdsourcing importantes en China se basaba en comentarios falsos, envío de enlaces maliciosos, falsas campañas de apoyo o manipulación de buscadores. Y no fueron los únicos que observaron este fenómeno. Otro estudio reciente realizado por Kyumin Lee de Utah State University apunta a otra plataforma muy popular en EE UU.
Fiverr, pequeños trabajos por cinco euros
El equipo de Kyumin Lee ha llegado a la conclusión de que entre los usuarios que se dedican al crowdturfing una gran parte de ellos se han movido a Fiverr, una plataforma de EE UU donde las personas publican los trabajos o “gigs” por un precio de cinco euros. Datos del estudio indicaban que los diez primeros miembros que más ingresos tenían habían practicado crowdturfing (venta de seguidores de Twitter, tráfico web o likes en Facebook). Después de haber identificado estas prácticas maliciosas, los investigadores han trabajado para desarrollar un sistema parecido al de Ben Zhao. El software podrá detectar las características principales para filtrar estas tareas y evitar que se extiendan al resto del mercado.
Las conclusiones de los estudios son claras: la manipulación a través del crowdturfing reduce la calidad del contenido en las redes sociales, disminuye la confianza en los motores de búsqueda y finalmente amenaza la seguridad de los servicios web. Cualquier método que permita erradicar estas malas prácticas servirá para prevenir el desequilibrio que amenaza la actividad online de todos los participantes a la red.
Via: TicBeat